Una vida entre Tandil y el fin del mundo: Noemí Troche relata 56 años de la Base Marambio
La meteoróloga tandilense Noemí Troche compartió en "La Mañana" detalles sobre el 56º aniversario de la Base Marambio, donde ha cumplido dos mil días de servicio no consecutivos a lo largo de dos décadas. Durante la entrevista, resaltó la gesta fundacional de la Patrulla Soberanía y la importancia de la presencia argentina en el continente blanco, al tiempo que repasó sus experiencias personales, incluyendo el reconocimiento de tener una pasarela con su nombre en la base y los desafíos de la vida antártica.
Este 29 de octubre se cumplieron cincuenta y seis años de la fundación de la Base Antártica Conjunta Marambio, un hito fundamental para la soberanía argentina en el continente blanco. La tandilense Noemí Troche, quien posee una doble ciudadanía "tandilense y antártica" según bromeó el entrevistador, corrigió que se trata del 56º aniversario y no del 55º, dado que la base fue establecida en 1969. La importancia de Marambio radica en que, con su inauguración, también se habilitó la primera pista de aterrizaje para aviones de gran porte, como los Hércules o Fokker, que era única en su momento. La creación de esta pista fue una gesta heroica llevada adelante por la Patrulla Soberanía.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa gesta de la Patrulla Soberanía
Troche recordó la labor del suboficial Omar Juan Aimaretti , un tandilense que formó parte de la Patrulla Soberanía. En solo tres meses, este grupo de pioneros logró ambientar una pista de mil doscientos metros a “pico y pala” en el terreno antártico, permitiendo el aterrizaje del primer avión. La meteoróloga, que tuvo la oportunidad de conocerlo y charlar con él, describió las extremas condiciones en las que trabajaban. En agosto, septiembre y octubre, con temperaturas reales de veinticinco o treinta grados bajo cero y vientos intensos de hasta doscientos cincuenta kilómetros por hora, el personal vivía en carpas, ya que los edificios aún no estaban construidos. Aimaretti le relató cómo se trasladaban entre las carpas, arrastrándose por el piso para no ser arrastrados por el viento. Fue un esfuerzo de "patriotismo, sacrificio y abnegación" que sentó las bases de la presencia aérea argentina en la Antártida. Hoy en día, el mantenimiento de la pista se realiza con maquinarias pesadas, palas con uñas y rodillos compactadores, lo que contrasta drásticamente con los medios rudimentarios de los inicios. El primer aterrizaje de un avión de ruedas convencionales, un Fokker F-27, ocurrió ese mismo día hace cincuenta y seis años. Un Hércules lo haría meses después, en abril de 1970, ya que requería una pista consolidada de mayor longitud.
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/10/noemi_troche_1.png)
Una trayectoria de dos décadas
Troche reveló que en diciembre cumplirá veinte años desde su primera vez en la Antártida, y en abril pasado sumó dos mil días de permanencia no consecutivos en Marambio. Su dedicación ha sido reconocida de una manera muy particular: una pasarela en la Base Marambio lleva su nombre. La pasarela se ubica junto al campito meteorológico y es un honor que, según Troche, representa no solo su trayectoria, sino también la de todas las mujeres que sirven en la Antártida. La suya es la primera placa con nombre femenino en un espacio donde predominan los nombres masculinos, simbolizando el creciente rol de las mujeres en el continente, desde pilotas de helicópteros hasta técnicas y personal logístico. Actualmente, hay personal femenino del Servicio Meteorológico en la Base Belgrano II, la más austral e inhóspita.
Desafíos del pronóstico y los vuelos Hércules
Durante tres años, Troche fue pronosticadora de apoyo al vuelo LAN (Logístico Antártico), que son los vuelos Hércules entre Río Gallegos y Marambio. Su función era coordinar con la base para asesorar el horario óptimo de despegue y aterrizaje, una tarea crucial debido a la rapidez con la que cambian las condiciones meteorológicas en la Antártida. El vuelo dura aproximadamente tres horas y media. Manejar la ansiedad en esta profesión es difícil, especialmente cuando se sospecha que un vuelo tiene pocas chances de éxito. Troche relató que le ha tocado ser pasajera en vuelos que tuvieron que "rebotar", es decir, regresar a Río Gallegos por el cierre de la pista en Marambio. Esta situación, además del alto costo económico, implica largas horas de viaje en un Hércules, un avión que, aunque amado por la meteoróloga por su historia personal como tripulante, no ofrece comodidad. Los asientos del Hércules se distribuyen en los laterales y en el medio, son como tablones donde los pasajeros van uno al lado del otro, muy apretados, sin posibilidad de estirar las piernas. “No es viajar en primera”, bromeó, describiendo la incomodidad de siete horas sin baño y con espacio limitado para sesenta y ocho pasajeros. Como tripulante, usaba el buzo de vuelo y los parches, formando parte del equipo junto a pilotos, copilotos, navegantes y personal de carga.
La vida cotidiana en la Base
En cuanto a la vida diaria en la Antártida, Troche explicó que no hay kioscos ni comercios. Las provisiones, desde víveres hasta combustible, llegan una vez al año en el rompehielos *Almirante Irizar*, con una primera descarga en diciembre y una segunda en febrero para cubrir las necesidades de todo el año. Los antojos personales, como una marca específica de yerba, un alfajor o cigarrillos, deben ser llevados por cada persona en su equipaje. La comida en la base es excelente, con muy buenos chefs que con medialunas y tortas ayudan a levantar el ánimo del personal. La convivencia en la base es un desafío que requiere empatía y una personalidad no ansiosa. Las relaciones interpersonales son complejas, ya que se vive veinticuatro horas al día con los mismos compañeros durante meses. Se han formado parejas, algunas de las cuales continuaron en el continente y llegaron al matrimonio. Sin embargo, también hay separaciones y conflictos. Troche, quien también participa en la selección de personal para el Servicio Meteorológico Antártico, enfatizó la importancia de que la persona esté muy segura de querer ir y, fundamentalmente, que cuente con el apoyo de su familia y afectos. Las situaciones críticas, como la muerte de un familiar o de un compañero en la base, son muy difíciles de sobrellevar. Existen los "repliegues" de personal por problemas de convivencia (lo que implicaría el regreso de ambas partes en conflicto) o por urgencias familiares, aunque son escasos y complejos de realizar. Las evacuaciones aeromédicas son igualmente desafiantes, por lo que se exige una aptitud psicofísica rigurosa, ya que cualquier percance de salud puede tener consecuencias graves dada la lejanía.
Un llamado a la aventura antártica
Troche concluyó la entrevista con una invitación a aquellos interesados en la Antártida. Es posible ir a través de las Fuerzas Armadas (Marina, Ejército o Fuerza Aérea) en cualquier especialidad. Los científicos pueden presentar proyectos a la Dirección Nacional del Antártico, y los meteorólogos pueden hacerlo a través del Servicio Meteorológico Nacional, una de las primeras instituciones con presencia antártica desde 1904. La primera base argentina fue Orcadas, donde flameó la bandera por primera vez y el Servicio Meteorológico tenía una estación y observatorio geomagnético. La charla generó una gran repercusión entre los oyentes, quienes expresaron su orgullo y admiración por la labor de la tandilense. Troche, visiblemente emocionada, agradeció los mensajes y reafirmó su pasión por transmitir las sensaciones y vivencias del continente blanco a quienes no tienen la oportunidad de conocerlo.