“Puedo abrir las ventanas al mundo y dejarte volar”
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Entrevista de Néstor Dipaola
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailTal como publicó oportunamente este diario, entre los últimos días de octubre y comienzos de noviembre, se realizó en Tandil la Semana Nacional Vasca, con la participación de más de mil personas procedentes de la Argentina y Uruguay pero en gran medida, esta vez, del propio País Vasco. Aunque se trata de un importante acontecimiento anual, la última ocasión que tuvo a Tandil como sede había sido en 1992.
Las actividades fueron atractivas y variadas, sobre todo en facetas claves como el deporte y la cultura. Una de las innovaciones constituyó la organización de un concurso literario nacional. En él, la tandilense por adopción Julieta Etcheverry obtuvo una importante mención, con una carta imaginaria de Pio Baroja a Martín Zalacaín, el famoso personaje de su novela: “Ahora, mi amado, es el tiempo de separarnos. Después de haber construido juntos la trama de tu historia, ha llegado el momento en que puedo abrir las ventanas al mundo y dejarte volar”.
Médica y artista múltiple
Entrerriana de origen, Julieta Etcheverry hace mucho tiempo eligió Tandil como su lugar en el mundo. De profesión médica nefróloga, se involucró rápidamente en el mundo cultural de la ciudad y en particular las letras, la música y las artes plásticas, que son pasiones que pone en práctica muy bien, para deleite suyo pero también de sus muchos seguidores que la han acompañado en sus muestras de pinturas, han leído sus libros de relatos y poemas o han escuchado canciones por parte de grupos locales. En sus escritos se destaca un perfil decididamente identitario.
Por eso, en 2001 presentó en esta ciudad su primer libro, “Tiempo”, con textos e ilustraciones propias. Poco después sería el turno de “Tandilia”, que más adelante transformó en un maravilloso espectáculo poético-musical con la participación del grupo “Surcanto”, en el Centro Cultural Universitario.
Es descendiente de inmigrantes vascos y ello la motivó a presentarse en el concurso mencionado. Su trabajo se denominó “Cartas en torno a Martín Zalacaín”. Por tal motivo, decidimos entrevistarla.
Un viaje, el idioma Vasco y el concurso literario
-¿Cómo surgió la idea de participar activamente?
-En abril de 2024 decidimos encontrarnos con mi hijo menor Emanuel, que vive en Tokio, en un punto intermedio para acortar las distancias y elegimos el País Vasco, la tierra de mis ancestros que yo aún no conocía. Viajamos desde Madrid a Bilbao y luego en auto a San Sebastián y San Jean de Luz, en un recorrido inolvidable entre rutas serpenteantes por la zona de Guipúzcoa, entre el mar y las montañas. Llegamos hasta Bayonne y Bordeaux, en el sur de Francia.
-¿Y sin duda con la motivación y ansiedad por recorrer la zona de los antepasados…?
-Totalmente. Yo tenía algunas referencias de que mi bisabuelo Louis Etcheverry había salido de Saint Jean de Luz, en el país Vasco francés, pero fue mi hijo quien sintió una motivación especial para ubicar los datos. Así fuimos a Ziburu (en francés Ciboure) el pueblo donde nació, contiguo a Saint Jean de Luz y a varios pueblos cercanos buscando el acta de nacimiento, e imaginando la vida en esos pueblos por los años 1800. Sentí que estaba recuperando una parte de mi identidad que había estado latente, pero ahora que se había despertado podía reconocerla claramente.
-¿Y qué pasó al regresar a Tandil?
-Lo primero que se me ocurrió fue estudiar Euskera. El Centro Vasco Gure Etxea (que significa Nuestra Casa), me brindó la posibilidad de seguir conociendo más de la cultura y las tradiciones de esta etnia milenaria a través de las clases Lengua Vasca, a cargo de la profesora Beatriz Poumé. Allí se propuso la lectura de la novela de Pío Baroja publicada en 1908 “Las Aventuras de Martín Zalacaín” y la participación en el concurso literario.
-¿Cómo fue la elección del tema?
-Imaginé una carta del autor al protagonista de la novela, como una manera de contar mi interpretación sobre lo que Pío Baroja deja traslucir acerca del espíritu creativo y noble del pueblo vasco y de expresar mi alegría de recuperar este legado.
El trabajo literario premiado
Autora: Julieta Etcheverry. Título: Partitzeko tenorea (Tiempo de separarnos).
Tandil, octubre de 2025
Martín Zalacaín:
Te escribo desde este rincón austral del continente americano, mientras transcurre una primavera variable y destemplada como los tiempos que hoy nos tocan vivir.
Al leer tus aventuras me he transportado más de un siglo atrás en el tiempo, hacia esas tierras desde donde un día lejano de 1850 partió mi bisabuelo vasco, (contemporáneo tuyo), e imaginé esta carta que seguramente te gustará leer.
Madrid, octubre de 1908.
Querido hijo mío:
Como canta la antigua canción: “Orai duzu ene maitea, partitzeko tenorea” ahora, mi amado, es el tiempo de separarnos.
Después de haber construido juntos la trama de tu historia, ha llegado el momento en que puedo abrir las ventanas al mundo y dejarte volar.
Con manos temblorosas sostengo estas páginas con el relato de tu vida y como todo padre, no puedo evitar sentir orgullo y emoción. Ella encarna todo el espíritu noble de nuestro pueblo, que transcurre entre la lucha por la libertad, la supervivencia y el amor en tiempos de guerra, siendo capaz de soportar el paso de los invasores a través de los siglos de norte a sur y de sur a norte, sin nunca perder su identidad.
Aunque las circunstancias que te tocaron vivir fueron duras, (la miseria, el hambre, el abandono, la orfandad, y otros tantos males que habitan este mundo) nada podrá borrar tu origen hidalgo y noble y tu espíritu luchador y aguerrido.
Unas veces héroe, otras villano y esencialmente humano, llevas en tus genes de una etnia milenaria un legado poderoso: el instinto de preservación y la inteligencia, que logran transformar las dificultades en oportunidades y enfrentar la vida con valentía frente a la hipocresía reinante en todos los tiempos.
Fiel en el amor, puedes dar la vida por lo que amas aun a costa de perderla, mientras tu espíritu libre, aventurero, juega con la adversidad y desafía el peligro.
Hoy, al dejarte volar, quiero darte mi bendición en este viaje que emprendes trascendiendo al tiempo y la distancia.
Sueño con que tu historia sirva para inspirar a tus hermanos, aquellos que hoy viven en países lejanos, y también a los que habitamos esta tierra gloriosa aquí en el corazón del Euskal Herría, rodeada del mar y las montañas.
Tu padre espiritual, Pio Baroja