Caos aéreo en Estados Unidos al extenderse el cierre del Gobierno
El sistema de tráfico aéreo de Estados Unidos entró en una fase crítica, al lidiar con una escasez histórica de controladores aéreos que fue dramáticamente agravada por el actual y prolongado cierre del Gobierno Federal (Shutdown).
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La combinación de falta de personal remunerado, fatiga laboral y una reducción forzosa de la capacidad operativa desencadenó un caos masivo en los principales aeropuertos del país, con miles de vuelos cancelados y demoras que superan las varias horas.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ya enfrentaba una carencia estructural de personal antes de la crisis administrativa. Estimaciones previas al cierre indicaban que el sistema requería alrededor de tres mil controladores adicionales para operar con una dotación completa y reducir la presión sobre los empleados existentes.
Esta falta crónica obliga a los controladores en servicio a trabajar jornadas extenuantes. Se reportaron semanas laborales de seis días y turnos de hasta diez horas, lo que aumenta los niveles de estrés y fatiga, y consecuentemente, las preocupaciones por la seguridad aérea.
Según la FAA, casi la mitad de las torres de control más importantes registraron “alertas de personal” debido a la baja disponibilidad de controladores.
El efecto devastador del shutdown
El actual cierre gubernamental, que ya superó récords de duración, paralizó el pago de salarios a unos 13 mil controladores aéreos (junto a otros empleados considerados esenciales como el personal de seguridad aeroportuaria, TSA), quienes están obligados a continuar sus labores sin recibir sueldo. Esta situación aumentó el ausentismo y las renuncias en el sector, incrementando aún más la presión operativa.
El secretario de Transporte de Estados Unidos, Sean Duffy, advirtió públicamente sobre la gravedad de la situación, al sostener que los problemas “solo van a empeorar” y que el Gobierno se vio forzado a tomar medidas drásticas para evitar un accidente.
Doble crisis
Las consecuencias de esta doble crisis se reflejan en un fuerte golpe a la conectividad aérea y a los viajeros.
Por un lado hubo cancelaciones masivas y solo en el viernes el portal de seguimiento aéreo FlightAware reportó más de 1.700 vuelos cancelados en todo el territorio estadounidense. En jornadas previas, la cifra de cancelaciones diarias había superado los 500.
Además, las demoras se cuentan por miles. En la misma jornada, FlightAware contabilizó más de 4.300 retrasos y un total de 15.573 vuelos retrasados en una perspectiva más amplia.
La consecuencia es que ante la falta de personal y por medidas de seguridad, el Gobierno de Donald Trump anunció una reducción del diez por ciento en el número de vuelos programados en 40 de los aeropuertos más importantes del país, implementada a partir del viernes. Algunas aerolíneas, como Delta, llegaron a prever cerca de 170 cancelaciones diarias sobre sus cinco mil salidas, mientras que American Airlines anunció una reducción del cuatro por ciento en su actividad. El Departamento de Transporte no descarta ampliar los recortes hasta un 15 por ciento si el cierre persiste.
Demoras generalizadas
Paralelamente la situación se tornó particularmente crítica en los grandes hubs de la costa Este y el medio Oeste, con demoras promedio de más de dos horas en picos de tráfico.
Newark Liberty International (EWR), Nueva Jersey: catalogado como el epicentro de las demoras, suspendió operaciones de forma temporal en fines de semana.
John F. Kennedy International (JFK) y LaGuardia (LGA), Nueva York: se registraron demoras superiores a las dos horas.
O’Hare International (ORD), Chicago y Ronald Reagan National (DCA), Washington D.C.: informan retrasos de más de una hora, con O’Hare, dónde hubo más de 200 vuelos demorados en jornadas recientes.
Otros aeropuertos afectados incluyen Boston, Filadelfia, Atlanta, Dallas, Los Ángeles, San Francisco y Miami.
El recorte del tráfico aéreo, según confirman las autoridades, busca “reducir la presión” sobre el fatigado sistema de control, cuyo colapso se advierte como inminente si no se resuelve pronto el conflicto presupuestario en el Congreso que mantiene al Gobierno paralizado.
El caos no solo genera perjuicios económicos y frustración en los viajeros, sino que pone en el punto de mira la seguridad operativa del espacio aéreo más transitado del mundo. NA
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